De cuando en nunca recuerdo al sueño que no se si alguna vez existió, las niñas pequeñas son ilusas y creen ver inmensidades cuando solo existe una parodia de lo infinito, así fuiste tú.
no te conocí, y sin embargo lo supe siempre todo de ti, al menos en ese sueño, de esa forma era que estaban las cosas, yo omnisapiente esperaría al príncipe que no era azul sino rojo, al que le brillaban los ojos de sol y al que no le alcanzaba rostro para terminar de dibujar su sonrisa.
Antes de cruzarte en mi camino juro que nunca te espere, sin embargo apareciste para quitar desde ese momento muchas noches de sueño y reemplazarlas por angustiosas ansias de encontrarte en algún lugar del mundo.
Nunca más volviste a aparecer.
Cruce distancias descabelladas para encontrarte, siempre con un sueño de ideales muy altos, de una magia que hacía sentir las nubes, todo con una certeza increíble, como cuando creía de niña en los dragones y en los vampiros, todo con la misma seguridad con la que hablaba con mis muñecos y juraba y perjuraba que estos tenían vida propia, no eran cuentos, yo lo sabia así, yo lo creía cierto, de esa misma manera al conocerte yo jure y perjure de que tú eras el príncipe, que no era príncipe, que yo siempre quise conocer, tú eras la magia, el primero en quitarme la venda de los ojos para mirarme de frente, con fuego, siempre con fuego, y yo ardía, no de deseo, sino de amor, ardía porque soy ardiente, intensamente secreta, osaste en desnudar mis murallas y heme ahí, completamente descubierta, totalmente loca, mucho más que risueña, era yo la que se iba convertir en la mujer capaz de pedir fuego y colorearlo todo con dulzura y amor.
Que quede escrito que a mí no me cautivaron tus lecciones, según tu’ bien sabidas, de cómo conquistar a una mujer, realmente a mí nunca me interesaron los métodos convencionales del hombre seductor, sino me cautivaron tus ojos tan iguales a los míos, estaba tan alucinada que creía que de mi mano el par perfecto era tu mano.
estaba fascinada al escucharte contar tus hazañas, eras tú o yo misma quien me manipulaba a su gusto con temas tan a mi gusto.
Y directo, todo siempre directo, según yo eso era la perfección, el primer hombre en ser hombre conmigo, más rápido que yo, mas osado que yo, temerario, justo, generoso, lleno de mucho optimismo, siempre sonriente, eras tú? Era yo?
de pronto y era confuso definir donde empezaba a ser yo misma y donde yo dejaba de ser tu, hay una canción, “a menudo me recuerdas a alguien”, y ese alguien era yo.
y lo que tú eras, era lo que a mí me gustaba, desde el perfume que usabas hasta la música que escuchabas, me gustabas tu, no tu cuerpo, ya sea flaco o gordo, bajo o alto, seas como fueras, igual lo que llevabas por dentro me tenía por completo.
todo esto siempre lo supiste, sabias de que conmigo jamás ibas a tener la necesidad de sentir celos porque para mí tú eras mas que johnny dep, o cualquier otro sexsimbol, solo tú eras suficiente para mi, contigo bastaba y sobraba.
Así sentía la niña de 17 años, y así sintió aun después de la bófeta que le diste luego de que te buscó incansablemente y te encontró regocijado en el cuerpo de todas y en tu propia vanidad.
Aun te creía perfecto, a pesar de que le hablabas como si fuera una tonta ingenua, a pesar de que le contaras tus ansias de sexo, de que jugaras con sus sentimientos apareciéndote y desapareciéndote en la pantalla de su computadora, a veces prometiendo amor, otras destruyéndolo, aun después de que la dejaste sola en la playa y te fuiste con otra mujer, aun te quería, y con todo su corazón.
Sabía yo que eso no estaba bien, la vida me había mostrado en todo su esplendor como era tu verdadero rostro y gritaba ensordecedoramente de que no eras tú mi príncipe que no era azul, sin embargo fue casi imposible querer matar a la rosa de la ilusión, a mi fe, a las esperanzas de los sueños ideales que tenia por ti.
Eran muy ciertas todas las horas que viví contigo como para obligarme a creer de la noche a la mañana que todo había sido parte del juego de un pendejo común.
Y te pregunté, esto para ti es pasajero? Echados en tu cama me dijiste que no! Que era más que un simple amor de verano, y yo ingenua lo creí siempre cierto.
Que quede claro que nunca hicimos el amor, pero la promesa estuvo siempre presente, de los pocos días que dormimos tu, mi hermana y yo, la unión que formamos o que yo formé fue suficiente para serte fiel durante un par de años más sin la necesidad de tenerte cerca o siquiera escuchar tu voz.
Pero la lógica decía que todo tenía que acabar, mi razón, mis neuronas funcionando a mil por hora detuvieron no sé cómo, pero lo hicieron, a mis latidos enamorados y traté, con mucha voluntad, de fijar mis horizontes lo más lejos de ti.
Recién apareciste, cuando yo ya decía haberte olvidado, no importa que fuese cierto o no, lo decía, recién apareciste, no como un arrepentido viejo amor, sino como lo que eras usualmente, un hablador que creía que las tenía a todas rendidas.
MEL:
ResponderEliminarNunca va a dejar de sorprenderme la forma en la que sueles expresarte y desnudar tu alma al mismo tiempo... Han pasado muchos años desde que nos conocimos y me hace muy feliz descubrir que ambos hemos crecido y que nuestras esencias siguen siendo las mismas =]